Han dicho de su obra

Cárcel y sobrevivencia, clandestinaje y lecturas, autoaislamiento y amores intensos, han caracterizado la vida de este hombre que ha sido chispa y circo, llovizna y miércoles, admirador de cisnes y abogado del diablo.  Su poesía, desgarradora a veces, desvergonzada, transparente, irónica otras e inquietante, honesta hasta el tuétano, es una de las obras de mayor coherencia en el panorama lírico cubano de los últimos cincuenta años.
    Alfonso Quiñones


San Juan de la Cruz fue un místico, Góngora un poeta cortesano de la España imperial, Baudelaire un burgués del segundo imperio, Rimbaud un “vidente” y Mallarmé un profesor de inglés atormentado que a su vez se atormentaba ante el enigma de “la página en blanco”. Alcides Pérez, con sus fuerzas poéticas (sean estas las que fueren) es un hombre del siglo XX (de sus finales) y como tal se manifiesta. Escribe (....).con las palabras de su siglo y con a sus intenciones.

    Virgilio Piñera

En la poesía de Rafael Alcides encuentra sitio el corazón. Acaso sea la expresión más ardorosa  y desenvuelta de la poesía cubana de la última década. Dulce y brutal, lírico, sobre todo, y prosaico, preciso y contundente, Rafael Alcides es un escándalo poético. 


    Edmundo Aray

Su poesía, signada por el asombro y la desmesura, recrea temas  del realidad próxima o remota que expresa en forma narrativa (monólogo o diálogo) y en la que la constante es fijar la existencia a nivel de mito de la existencia humana.
    Raúl Luis

Sus versos, desprejuiciados, anhelantes, inauditos, dan la impresión de no haber sido trazados sobre un papel, a la manera en que suelen hacerse los versos, sino encontrados entre los sonidos del mundo por el poeta y por él atrapados de un certero manotazo.
    Manuel Díaz Martínez